domingo, 28 de julio de 2013

¿Qué piensan de mí?

Hoy está muy de moda contestar: ¡Me vale lo que piensen, yo soy como soy y que!

La respuesta suena coherente, suena a que mi personalidad es mía y no tengo por qué cambiarla. ¿Será?

Vamos a crear tres ejemplos de supuestas conductas de su seguro Conocedor.

Primera:
Ciudad de Cuernavaca, 3:00 PM, el hambre arrecia, la familia tiene cara de “o como o me enojo ya”
Acá su conocedor está echadote tomando sol desde la sombrita y con unas papas y mi light junto. No tengo tanta hambre; eso para mí significa: “Tengo la panza llena”
Como mi flojera tiende al infinito y más allá, dejo que la familia seleccione el restaurante para saciar sus apetitos. Le latió el de los buhitos.
No es elegante, pero tiene su nivel de calidad y los comensales no son como de mercadito playero.
Como yo soy así, me lanzo al susodicho restaurante en chanclas, mi speedo (me veo rete sexy) y sin camiseta para mostrar mi panza super musculosa.

¿Qué opinarían de semejante visión mientras se están comiendo unos molletes con su media naranja?
Como que si se requiere de cierta civilidad y aunque sea así, me hubiera puesto mis shorts y una camiseta…..

Segunda:
Ciudad de México, 4:00 PM de un martes y no hay refrescos. Hay que ir a la tiendita a comprar unos. Como me acabo de sampar unos frijoles con puerco bien yucatecos, Los aires internos parecen huracán, como ya no lo aguanto, lo dejo salir sin el menor recato, pero a media tiendita (no se hagan a todos se les sale alguna vez), resulta tronador, muy oloroso, y además me río mientras la señora de junto hace cara de fuchi.
Otra vez, así soy yo y me vale lo que opinen.

¿Qué me hubieran dicho?

Tercera
Paseo con Mi Chiquita por la Condesa, como ando jarioso y no hay hotel cercano, pues la invito a sentarse en una banquita en algún parque donde juegan muchos niños, perros y uno que otro abuelito.
Ella opone resistencia, pero mis hormonas alborotadas quieren recibir señales del tacto de mis manitas y se ponen rete activas tratando de tocar todo lo que puedan.
La abuelita con la nieta de 4 años me ve y piensa: “que se vayan a otro lado, que no ven niños jugando aquí”.
¿Por qué? Es un parque público y así somos. Nos vale lo que piensen. (Mi Chiquita me va a regañar por andar haciendo mapas)

Eso de la tolerancia está muy bien, pero también existe la civilidad, la convivencia cordial y el respeto por los demás.
Veo a muchos siendo como son e incomodando a otros “que nos les importa como sean”.

No les digo que cambien su personalidad, que se hagan monjes tibetanos o hermanitas de la caridad, tampoco que se guíen por al Manual de Carreño.

Pero hay que portarse como quisiéramos que se portaran los demás con uno.

Es padrísima la diferencia, pero en convivencia civilizada.

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viernes, 26 de julio de 2013

La Flor de Lis

No solo de tamales vive el hombre.

La famosísima Flor de Lis, te ofrece unos de los mejores tamales que se puedan conseguir en la ciudad de México y desde 1918.
Hay desde los clásicos verdes, de mole, de rajas hasta especialidades como los de chicharrón prensado. Pero hoy no hablemos de tamales.. Bueno casi no.

En el Restaurante, localizado en Huichapan # 21 en la Hipódromo Condesa, encuentras muchísimas opciones de la cocina mexicana y preparada como en casa de la abuelita.
Tienen Valet Parking y su salón principal cuenta con mesas muy al estilo mexicano. Sencillo y sin mucha pretensión.

Ahí te van a consentir desde antes de ver la carta con unos frijolitos con chorizo que te ponen de botana, acompañados de totopos y bolillos. Ese bocado del bolillo embarrado de frijoles, ya hace que la visita haya valido la pena.

Como las opciones son muchísimas, yo sugiero pedir el Plato Lis. Es  un platote que incluye: Obviamente un tamal, una enchilada de mole, una enfrijolada, un sope con pollo, un pambazo clásico con sus papas y chorizo, una tostada de pollo, guacamole y frijoles.

 Cada bocado de este plato es un manjar, en teoría es para compartir pero ahí me vuelvo díscolo y me lo echo yo solito.

Empiezas con el Pambazo, en pan ligeramente frito en el chorizo, relleno de las papitas y chorizo, acompañado por su lechuga, queso y crema. Cada mordida sientes el cielo en la boca.

Sigue la enchilada de mole, Poblano por supuesto, rellena de pollo y espolvoreada de queso, cebolla y crema. Vas a querer pedir una orden de ellas, pero espera, todavía hay mucho que probar en tu plato.

Le toca caer en tus garras al tamal (lo puedes pedir de lo que quieras) este fue de mole y calientito sabe a gloria.

Vamos por la enchilada, también rellena de pollo pero bañada en salsa verde asada, es otra delicia.

Ya entrados en garnacha, pues hay que probar el sope, este lo baño con salsa roja y lo empiezo a disfrutar: su masa suavecita, los frijoles refritos deliciosos y la combinación con queso y crema lo hace un bocato di cardinale.

¿Qué nos sobra en el Plato Lis?

Se ve diezmado, pero todavía tiene una tostada de pollo a la que le añades el guacamole y muerdes sabiendo que la nariz te va a quedar embarrada del mismo guacamole que ya estás disfrutando.

Si todavía tienes hambre, puedes pedir una milanesa con papas, una pechuga a la plancha o en mole, también hay sabanitas de res, sopa de ajo, de tortilla y muchas otras opciones.


Vale la pena comentarles que el arroz que hacen ahí, es uno de los mejores que haya yo probado. Me gusta el blanco con zanahoria y elotitos, su textura es cremosa y su sabor te hace recordar esas comidas de domingo en casa de la Abuelita. Este es un obligatorio y si lo piden con plátanos machos fritos, MEJOR.

En temporada, te ofrecen unos de los mejores chiles en nogada de la ciudad.

Acuérdense, No solo de tamal vive el hombre.

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miércoles, 24 de julio de 2013

Operación Sapito

Hay algunas actividades que no me gusta hacer aunque no sea tan menso y las haga más o menos bien.

Se descompuso el escusado, hay que cambiarle “el sapito” porqué por culpa del “sapito viejito” se tira toda el agua y no estamos como para andar desperdiciando.

Se ve rete fácil, solo tienes que comprar el nuevo “sapito” y colocarlo en lugar del “sapito” defectuoso. Hay una como liga donde está atorado y se quita de ahí para colocar el nuevo. Para los que no son plomeros (o maridos forzados a ser plomeros) les platico: esta liga (antes era cadenita y daba menos lata), está atorada en la palanca que (esa sí) todos conocemos para “jalarle”. Por el movimiento, el “sapito” destapa un agujero y el agua se escapa para llevarse todo lo que ya no necesitamos y menos queremos ver.
La Operación Sapito se ve sencilla, hasta el 007 lo podría hacer y sin gadgets.

Antes de meter mano en el aparato deshechador de cosas feas, me lanzo a comprar el nuevo “sapito” a alguna ferretería que me encuentre en el camino. Después de como 1 hora de andar buscando ferretería, me tengo que echar un taquito de carnitas o voy a desfallecer de hambre. Ahí le pregunto al taquero: ¿Dónde conseguiré un sapito? Se me queda viendo con cara de “este wey viene de la fiesta y bien pe…”
 
Y contesta muy serio: No, pues en alguna tienda de animales.
Después de casi ahogarme con el taco ya le explique el tipo de “sapito” que requería.
Como casi todo taquero, este tiene un compadre a la vuelta, que tiene ferretería  y ahí lo voy a encontrar.

Ya con la panza semi llena y mucho más seguro de mí mismo, me lanzo a la ferretería del compadre y ahí si me entendieron y me vendieron un “sapito” nuevo.

Hasta el momento, todo bien. De regreso al hogar, “sapito nuevo” y yo llegamos para el intercambio.

Colocado en posición como de a 45° y ya con inicio de dolor de espalda, que quito a “sapito viejo”, que me traigo de pasada a la condenada liga y casi hasta la palanca jaladora. Como no había cerrado la llave de paso, pues el agua sigue corriendo y se va todita por el hoyo antes tapado por “sapito viejo”.

Conocedor como soy, me agacho a buscar la llave de paso para cerrarla y me acomodo móndrigo cabezazo contra la caja de escusado. Vi estrellitas y ninguna era Shakira, además descuajaringué la caja y se salió de posición. Total con todo y el mandrake, logré cerrar la llave de paso para evitar la fuga del vital líquido.

Una vez contenida la posible inundación, tengo que buscar algo que sustituya la liga (que arranqué) para amarrar a “sapito nuevo” a la palanca jaladora y poder abrir la llave de paso para darle el uso adecuado al escusado.

Busqué por todos lados y lo único que encontré fue hilo para coser color guinda, como plomero tengo poca experiencia, pero como tejedor de mecates con hilo de coser mi experiencia es nula. Pues no pude.

No vayan a decir que este Conocedor se rindió rapidito, hice una cadena con clips, otra con ligas, una más con una agujeta de un zapato que hace mucho no usaba y finalmente un cable de teléfono igual de viejito que “sapito viejito”.
Ya del silicón para sellar la caja después del cabezazo, mejor ni hablamos.

No más no quedó, solo les termino de platicar, me encontré una cubeta azul que ya vive en el baño, está llena de agua y así se va a quedar hasta que venga un plomero de verdad que me arregle la caja, la liga y coloque a sapito nuevo en su nuevo y acuático hogar.

Mientras llega el plomero, me sobo la cabeza y ando en busca de algún arbolito en despoblado.

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viernes, 19 de julio de 2013

El Arroyito II

Si andan por el Periférico Sur y el hambre los atraca, el antojo sugiere carnitas, chicharrón, una gorda de chicharrón prensado o quesadillas de queso y sesos. Tiene que hacer una escala en el Arroyito II.

Este lugar, además de ser un pequeño restaurante cuanta con su barra clásica para echarse un taco como Dios manda: Parado.

En el restaurante te ofrecen muchas otras opciones.
Además de lo descrito antes, también tienen barbacoa y Tacos al Pastor en su oferta taquera del mostrador.

Localizado muy cerca de la Glorieta de San Jerónimo, pasando el ex cine la Linterna Mágica y sobre Av. San Jerónimo, lo van a encontrar. Se nota pronto, porqué siempre tiene gente atizándole a los tacos.
Su especialidad son las carnitas y las hacen exquisitas. Tienen opciones para arriesgados (surtida) y conservadores (pura maciza).
A mí me gustan los de surtida, sin dejar de comerme un par de costilla con cuerito.

Los tacos son de tamaño mediano, muy bien servidos y los puedes aderezar con salsas verde o roja y guacamole. También les pones a tu gusto la cebolla y cilantro picados. Tienen salsa borracha para la barbacoa que será tema de otro blog.

Hoy vamos por las carnitas, las gordas y las quesadillas.
Empecemos por las Gorditas: Una bola (textual) de masa rellena de chicharrón prensado, frita en manteca de cerdo. Doradita, de sabor delicioso, yo le pongo salsa roja, cilantro y cebolla. La muerdes y sabes que vas a repetirlo varias veces, cada nueva ocasión con más gusto hasta acabar con ella. Si te pones abusado, rellénala con tu elección de carnitas y ya es un platillo completo.

Seguimos con la quesadilla (de queso, valga la redundancia): Mucho queso, metido en masa y fritos juntos. Según mi opinión, (tengo que preguntar algún dia) la masa es una mezcla de harina de maíz con un poquito de harina de trigo. Es increíble la suavidad de la quesadilla y su sabor. Hay que pedir al menos una de ellas.

Viene la de sesos: Clásica, sesos envueltos en tortilla y frita hasta dorar y quedar tronadora. Otra excelente opción.

Finalmente las Carnitas. Muy bien cocinadas (no me dicen sus secretos), de sabor clásico tipo Michoacán. Suavecitas, calientitas y bien picadas, hacen de tu taco una delicia.

Como les comenté. Yo de surtida, que incluye: maciza, nana, buche, cuerito y costilla. Pero pidan como más les guste.

Tienen más de treinta años dando servicio y muy bueno.

Ya les comenté, si el periférico en el sur los tiene atorados, hagan una escala en El Arroyito II y échense unos tacos a mi salud.

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lunes, 15 de julio de 2013

Turisteando por la Ciudad, Pero en Turibus.

La verdad está padre si no cometes un solo error. Deja tu coche en un estacionamiento que cierre tarde o de plano no lo lleves. Al final se enterarán del porqué.

Todo inicia un sábado que va a ser familiar. Se juntan mis suegros, Mi Má y los parientes más cercanos, léase Mi Chiquita, La Cachorra, el Oso de Peluche y su seguro Conocedor como Guía de Turistas.

Como los turistas siempre andamos sacadones de onda en ciudades extrañas, ponemos mucha atención a lo que diga el guía. En nuestro caso, mis turistas se sienten rete confiados en su ciudad y ninguno me pela.

Yo no quería ir y a fuerza me llevaron, ahí empezó la No-Pelada. Que si la convivencia, que si “tus” hijos (solo son míos cuando hay castigo o chantaje), que si tu mamá quiere ir a la Condesa, y mi mami quiere visitar una cantina en el Centro Histórico y que me llevan a we….

Como todos los descritos caben en mi Micro, pues el punto de reunión fue en su casa (la mía) y todos llegaron tarde, menos mi Má que llegó como media hora antes (no la fuera yo a dejar).

Una vez instalados en el automotor, nos lanzamos al Auditorio Nacional. Según las investigaciones femeninas tipo CIA, es la estación con menos gente y el estacionamiento está ahí merito.
Lo del estacionamiento es cierto, lo de que hay poquita gente es una vil mentira. ¿Dónde en el DF hay poquita gente?

Como se acababa de ir el Turibus en turno, nos tuvimos que sentar en las escaleras del Auditorio para esperar al siguiente. (Todos se sentaron y mandaron al guía a pararse en la fila para subirse al siguiente camionsote)

Cuando llegó “nuestro” Turibus, se dejó venir la manada familiar y todos los de mi alrededor, se me quedaban viendo como si hubiera cobrado por aparatar el lugar. Ya que nos subimos, empezaron las opiniones divididas: ¿arriba sin techo o abajo con aire acondicionado? La familia se divide y me toca arriba con La Cachorra y el Oso. El sol estaba como para asolearse en bikini, pero la vista de la ciudad lo vale.

Abajo se fueron los demás menos mi suegra, que ya le había echado el ojo a un turista español que si se subió y no se iba a perder el paisaje.

Cuando arrancó el camión, sientes que el airecito te reaviva y se ve de peluche la ciudad. Paseamos por la Condesa (a mi Má se le pasó por venir en el chisme) y seguimos por varios barrios y colonias hasta llegar al Centro Histórico.

Los méndigos Turibuses no tienen baño, pero si llevas tu agüita, te dan ganas. Al llegar, varios de los parienturistas, queríamos utilizar algún baño con toda la urgencia del mundo. A ver: encuentren uno cuando casi perdieron la manera de caminar por el dolor de vejiga.  Estuve a punto de pagar una habitación en el Gran Hotel de la Ciudad de México, pero encontramos baños públicos (impresionantemente limpios) y ahí recuperamos la compostura.
Ahora vamos a caminar (ven por qué no quería venir).

La Caminata (el deporte olímpico donde México destacó hace unos añitos) es juego de niños comparado con caminar con las consuegras, Mi Chiquita y La Cachorra. De repente se arrancan como burros sin mecate y luego se frenan en un puestito (así le dicen ellas) a ver que ven. Ahí se instalan por tiempo indeterminado hasta encontrar alguna ganga de su gusto. Esto se repite como 28 veces y mi suegro, el Oso de Peluche y su Conocedor Guía de Turistas, andan buscando sombrita y bebidas hidratantes entre arrancones y frenones.

Después de muchas visitas a puestitos, a tiendas, a algún museo que se nos cruzó y a uno que otro supercito para aguantar el calor, vamos a buscar la cantina para que mi suegra cumpla el cometido de su paseo.

Hay como 500 cantinas en el centro y terminamos en la más cercana, no era cosa de mayor sufrimiento de patas.
Comimos muy sabrosito, bebieron cual cosacos y hasta ate con queso me receté.
Lo malo es ver la hora y checar el boleto del estacionamiento. Por no leer antes, que me entero que el estacionamiento cierra a las 6:00 pm. Eran las 5:00 PM.
Rápido de pensamiento y soluciones solo digo, “ya vámonos que no llegamos a sacar al Micro”.

Como anduvimos cual nómadas por el centro, ni idea teníamos donde agarrar el Turibus de nuevo. Cuando encontramos a una Poli Turística, le preguntamos y nos dijo amablemente que de ahí el Turibus iba a Polanco, luego a las Lomas, luego a Chapultepec y finalmente al Auditorio (Nuestra parada) y eso tardaba como unas 3 horas.
Mi mente rauda, veloz y segura piensa: “Madres y ¿ahora qué hacemos?”

Como yo era el guía y no me habían pelado en todo el día, solo indiqué, “Nos vamos en Metro o no llegamos, el que quiera se queda y nos vemos en la casa. Córranle.”

De ahí corrimos unas 8 cuadras hasta llegar al Metro Hidalgo, al llegar a la estación y con boletos en mano, iniciamos el descenso rumbo al averno. Bajamos unos tres mil escalones y no se veía ningún vagón anaranjado pero la temperatura subía.
La prisa nos hacía parecer manada de búfalos huyendo de los leones.
Mi Má, que es muy propia, iba de tacones. No se imaginan cómo sudaba y no me la mentaba nomas porqué le rebotaba. El Chicharito suda menos jugando contra el Barça.
Yo creo que enviamos alguna viejecita al hospital de los tremendos tamalazos que íbamos repartiendo entre mucho capitalino sin prisa.

Ya en el andén, tuve que contar cabezas, no sea que hubiéramos perdido a algún pariente en la carrera. Todos completos, todos sudados y todos mirándome con cara de odio (No sé por qué, yo ni quería venir)

Llegó el tren, nos subimos y ahí pude ver la hora nuevamente, eran las 5:47….. trece minutos para llegar. El Metro cumplió, pero la organización familiar decidió que el Guía fuera a sacar el Micro y ellos se bajaban tranquilitos y sin prisa.

Llegando a la estación Auditorio, que me dan mi patada pa bajar rápido y córrele a sacar el Micro del estacionamiento. Esta vez sí tuve cuidado de no tumbar a nadie.

Llegué echando el bofe, el sudor en la tatacha me llegaba a la cintura, sentía gotitas recorriendo hasta mi entrepierna y tenía un calor como de desierto a medio día.

Ya fuera del estacionamiento, encontré a la familia y todos se subieron muy sonrientes y hasta fresco se veían.

Lo mejor que escuché ese día fue del Oso: Me gustó el paseo en Turibus, me gustó la comida y me encantó correr en el Metro.

Ven por qué no quería yo ir.

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jueves, 11 de julio de 2013

Baño de Madrugada

Ya les platiqué que me estoy levantando rete temprano (depende del punto de vista de cada quien). Para mi es rete temprano abrir mis ojitos y empezar a mover mi anatomía a las 5:30 de la madrugada.

Cuando suena el despertador, léase mi Smart Phone, sientes que los bomberos están muy cerca de tu oreja y te dan ganas de mentarles su mamacita aunque ni exsistan.
Por más voluntad que pongo, mi cama me abraza y clarito escucho que me dice: “nooooo te vaaaaayas, estamos calientiiiiiitos y bien abrazaaaaados, no me dejes aquiiiiií sin tiiiiiii”.
Como sé que me debo levantar, pues me levanto para 2 segundos después volver a acostarme aunque sea por otros 15 segundos.
Después de varios intentos y ya pasaron un par de minutos, pues ahora sí me levanto.

Te da como el vértigo, sientes que la cabeza da vueltas como la de Linda Blair pero sin vómito verde. La sensación de desequilibrio debía ser motivo suficiente para acostarte otra vez, pero el deber llama.

El siguiente y muy difícil paso es caminar hacia el baño sin tener un choque contra alguna pared en el camino.

Una vez en el baño, hay que abrir el agua en la regadera. Como soy ecológico, me meto con el agua todavía fría, no sé para qué, porque me paro en la orillita de la regadera hasta que se caliente y voy tanteando metiendo mi piecito al chorro de agua. Ya con el agua tibia, empiezan mis ejercicios de despierte: lo primero es respirar agua…… así es, respirar agua y no piensen que soy anfibio. Solo me limpio mi naricita y toso cual foca agripada, pero de que se limpia se limpia. Luego sigo con las abluciones limpiándome mi boquita. Va la tallada de melena con su shampoo, luego las tatachas y partes nomás mías. Finalmente ya despierto y medio cantando, me cepillo las patas y la espalada para terminar enjuagándome todito.

Viene el siguiente paso difícil: Salir de la regadera; el agüita igual que mi cama me dice clarito. “Queedate, no te saalgaaaas”. Si logro hacerme wey y no escuchar al agüita, me envuelvo cual Odalisca árabe en mi toallota (la uso de playa para que no se me vaya a colar un aire). La méndiga toallota también me susurra: “No te vaaaaayas, estamos juntiiiitos y si te sales te va a dar friiiio”.

Como ya estoy más despierto solo pienso: No oigo, no oigo, soy de palo y tengo orejas de pescado.

Una vez librado de la toallota, pues a vestirse, no es cosa de andar generando pasiones fuera de casa.

Ya vestido, me tomo mi leche y me voy a trabajar. Por la noche reviso que el Smart Phone sepa que al día siguiente, a él le toca despertarme para reiniciar la rutina matinal.

No saben cómo amo el domingo en la mañana.

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domingo, 7 de julio de 2013

La Experiencia Food Truck

Lo primero que me gustaría decir es: ¿Por qué Food Truck?
Vamos a sugerir un nombre más nacional para este fenómeno muy nuevo de comida callejera. Yo sugiero: Comida Sobre Ruedas o Comida en Llantas o Antojos en Camión. Se aceptan sugerencias.

Les platico, por andar de metiche, me enteré que se iban a juntar 5 de estos camiones en el estacionamiento del Sud 777 y que me lanzo a conocerlos ya que iban a estar juntos varios de ellos.

Los camiones colocados alrededor del estacionamiento y unas cuantas mesas grandes colocadas al estilo de Centro Comercial en sus áreas de comida rápida. Vale decir que estaba muy concurrido y no había lugar para sentarse. Esto nunca será obstáculo para un comedor callejero profesional, casi siempre lo excelente se come parado en mera calle.

 
De las 5 opciones que encontré, decidí probar alguna de cada camión.

Inicio con el más cercano para eso de no discriminar y me acerqué al Primario Gourmet Mexicano. En este camión pedí una gordita de Cangrejo, preparada con maíz azul y sazonada tipo pibil. Bastante buena. Vi ahí también un huarache de lengua, que se me antojó, pero no podía probar tanto o no llegaba al 5° camión.


De ahí pasé al Barra Vieja, que te ofrece pescados y mariscos. Ahí pedí un Taco Barra vieja en Gabardina. Este es un taco de un chile de agua relleno de huachinango a la talla y salsa pico de gallo. Mi Chiquita que unida a sus retoñitos se me pegó, pidió un Volcán de Mariscos, que viene a ser una tostadita con pulpo, camarones y aguacate. En el taco, yo considero que el chile domina mucho en sabor sobre el pescado, la siguiente lo pido sin gabardina. En cuanto al Volcán, solo me dieron una probadita y me pareció bueno.

Seguimos al siguiente que era el Bistro Chicken, ahí te ofrecen básicamente Alitas y tiras de pollo con diferentes aderezos, Aquí la Cachorra pidió unas Alitas al BBQ de Mango. Solo me tocó una probada y la verdad, no me pareció que supieran a nada de mango. Bien cocidas, servicio lentón y equivocado. Creo que hay mejores, pero tienen una gran oportunidad de mejorar sus aderezos.

Ya entrados en pruebas, que me paso al Ñham-Ñham, Este nombre me gustó y aquí pedi una torta estilo vietnamita de cerdo con paté. Esta fue la mejor elección del día. El pan delicioso y tronador, la carne perfectamente cocinada y la combinación con el paté y los vegetales quedaron de rechupete. Me robaron media torta y ni modo de denunciar a la familia.

Finalmente llegue al Bueno Bonito Bistro, que te ofrece algunas especialidades mexicanas. Aquí me ganó el antojo de unos sopecitos de escamoles y una quesadilla de palma de maguey. Me esperaba más de los sopes, pero creo que les faltaba sazón y eso que los escamoles son ya de por sí una delicia. En cuanto a la quesadilla, estaba buenísima, la salsa para acompañarla era roja con mezcal y estaba ideal para acompañarla.

En cuanto al servicio, yo pondría como # 1 al Primario Gourmet Mexicano.
El Camión más atractivo: Barra Vieja
Según yo, la mejor opción probada (me faltaron muchas) La Torta Vietnamita de Cerdo y Paté del ÑHAM-ÑHAM.

También les sugiero a todos ellos: Tengan más opciones de bebidas. No había opciones light (solo agua).
Otra sugerencia: A mi Oso de Peluche (niño) no se le antojó nada. Tengan opciones para niños si quieren a familias como clientes.
Sugerencia Final: Ofrezcan Postres.

Creo que estos pioneros, se merecen la oportunidad de ser conocidos y probados, los camiones están padres, el equipo que los atiende es como el de cualquier restaurante bien puesto, con uniformes, higiene y atención. ¡Suerte Valientes!

No le hagan mucho caso a esta opinión de un solo medio Conocedor. Los comentarios que escuche entre otros comensales eran muy buenos, recibimos recomendaciones de diferentes personas que ya habían probado algo, como si ellos fueran los cocineros.

Todavía tienen muchas limitaciones operacionales por parte de los gobiernos. No hay permisos para ponerse en vías públicas. Ojalá pronto los tengan, ya que de verdad son opciones muy atractivas para gente que quiere comer diferente y su tiempo no se lo permite. Además de ser fuentes de trabajo.

Si se los encuentran por ahí, visítenlos es una experiencia.
 
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miércoles, 3 de julio de 2013

¿Seré “Nice”?

Que término, suena a que eres de los “bonitos”, “educados”, “elegantes”, “ricos”, “simpáticos”, “sencillos” y hasta “carismáticos”.

Ya ven, por andar de metiche metiéndome en un mundo que no conocía bien, que solo había visitado de paso y que me imaginaba de forma totalmente diferente, fui a recibir cierta educación en La Central de Abastos.

Aquí entre nos, yo si me siento rete”nice”, hasta sé que cubierto usar para cada platillo servido en una mesa elegante. (Está fácil, vayan seleccionando los de las orillas primero, nada más no vayan a comerse la sopa con un cuchillo para paté).

He tratado con muchos tipos de personas, desde unos realmente ricos (de lana) y con una sencillez fuera de lo normal, hasta otros ricos (también de lana) rete mamones. Me ha tocado gente de menores ingresos (léase con mucho menos lana que los anteriores) con una sencillez bárbara y otros bien mamones. O sea; la lana no hace diferencia.

También me ha tocado gente muy “educada” (léase instruida hasta con triple doctorado), que no tiene idea de lo que es educación y se sienten poseedores de todo conocimiento disponible y gente muy sabia que comparte con mucho gusto su conocimiento. También he topado con gente sin “educación” (otra vez, léase instrucción) con una sabiduría que te deja con la bocota abierta, así como unos burrotes que "saben" de todo. Tampoco la instrucción hace la diferencia.

He visto en mi vida gente muy bien vestida con un tacto de elefante en cristalería y gente con vestimenta que ni yo me pondría, con un trato angelical hacia los demás. La ropa menos hace la diferencia.

A la hora de broncas de verdad, muchos de los mamones, los educados y los bien vestidos, le entran porqué al fin de cuentas son personas que sienten y se contagian de lo que sienten los demás.
Los demás le entran con todo también, la mayoría somos solidarios cuando la bronca es gorda.

Después de unas semanas de convivencia con personas que trabajan durísimo, que no tuvieron oportunidad de ser instruidos y que no se visten con DKNY. Ve uno características iguales a las que me he encontrado en la vida.

Hay unos retemamones (los menos) unos con trato de patada de mula, otros con actitud de no ser merecidos por el mundo….. Pero, hay gente con una actitud de respeto, solidaridad, civilidad y carisma, que te hace pensar en los “nice”.

Es como eso de los Alcohólicos Anónimos, que “son unos cuates que toman igual que nosotros, pero no son nuestros amigos.”

Hoy valoro más a mi familia, a mis amigos, a mis colegas, a mis compañeros de vida y la mayoría de las personas que se han topado con este Conocedor a lo largo de años. Pero acabo de aprender a darme oportunidad de conocer a “otros” que no se habían topado conmigo, que tienen características muy similares a “mi grupo” de gente.

Esto no quiere decir que vayan a estar entre mis 10,000 mejores amigos, o que vaya yo a tener convivencia mayor a la que me requiere mi nuevo negocio.

Lo que sí quiere decir, es que me siento tranquilo, seguro y apoyado en este nuevo lugar donde estoy aprendiendo un nuevo rol de trabajo.

También quiere decir, que voy a tratar de no hacerme ideas previas de nadie, antes de escucharlo y tener una mínima convivencia.

La verdad, al principio, da ñáñaras la incertidumbre de ser bien recibido en un ambiente nuevo y totalmente diferente al que conoces. Ese miedo se puede ir a la JUJU.

A la pregunta del título de este blog: ¿Seré Nice?

Pues sí; y conozco a muchos otros iguales de Nice que yo, que tienen mucha lana o poca, que saben mucho o nada y que visten de marca o con ropa del mercado.

Dense oportunidad y se van a sorprender.

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